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ALTEREGUMANCIA

Búsquenme pruebas

Búsquenme pruebas

Hoy me hicieron una acusación nueva.  A todos los Presidentes les pasa.

 

A mí casi todos los días me acusan de algo, así que no me sorprende.

 

Es más bien desasosiego.  No es que la acusación sea novedosa, no es original, no está  bien urdida.  No es que sea un "tubazo". 

Lo que me molesta es que es insidiosa. 

 

Parece normal, igualita a todas las otras que se le han pegado antes a mi persona, como calcomanías a una nevera. 

 

Pero esta viene con un piquete raro.  "Insidioso: de apariencia benigna, oculta gravedad suma" dice el mataburros.  Esta acusación es insidiosa.

 

Esta acusación es del tipo que penetra en la realidad como un líquido espeso y hediondo.  Se mete por sus rendijas y se cruza con el podía ser, con las circunstancias grises, con las pruebas ambiguas, con lo que deje estar porque no estaba dando problemas y para que tocarlo si no da problemas.  Por cosas sentimentales, vainas románticas,  truculencias mías, asuntos de tripas y corazón.  Instinto y corazón.  Esos momentos en que uno se ciega.

 

No soy completamente inocente, no soy completamente culpable.  Pero el poder de los que me odian, de los que no saben entender de lo que soy capaz, de los que quieren mi cabeza,  ha logrado hacer de mi culpa algo plausible.

 

Y con eso ganan la partida.

 

Estamos lejos de los tiempos en que se presumía que la gente era inocente.  Ahora basta con parecer culpable para ser condenado.

 

Claro, yo puedo hacer campaña en contra.  Hacer parecer más culpable al que me acusa, acusarlo de ser agente de un poderoso enemigo internacional.  Es más eso es exactamente lo que voy a hacer.

 

Queda en entredicho el asunto “quién tiene la razón”.  

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