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ALTEREGUMANCIA

La Pedagogía Positivista.

La Pedagogía Positivista.

Supongo que en toda universidad hay rivalidad entre facultades y departamentos.  Esto que voy a relatarles, aunque no tengo muy claro sus relieves, proviene quizás de la parte ideológica de esa rivalidad, pero no estoy seguro, y por eso dejo aquí mis preguntas. 

En una asamblea llevada a cabo en el Aula flexible de la UPEL-Maracay el día jueves 20-05-10, en la que se quería explicar una de esas sesudas diferencias del lenguaje, en este caso entre “secuestro” y “toma”, con relación a los eventos ocurridos en el en Caracas, en el Rectorado,  se dijo, entre otras cosas,  que los profesores del Departamento de Componente Docente somos positivistas.  Yo no tuve el gusto de estar presente (estaba dando clases, imagínense ustedes, que mala excusa).  Pero me llevaron el chisme y quedé lleno de dudas.  SOMOS POSITIVISTAS…

 Así, sin explicaciones.  Proferido como un insulto.

Somos los hijos bastardos de Comte.  Somos las excrecencias de Vallenilla Lanz y su Cesarismo Democrático.  Somos los mocos del Círculo de Viena.

Habría que saber por qué lo dicen. 

¿Será porque luchamos contra las supersticiones, las falsas creencias, los mitos y los dioses de cualquier ralea? ¿O será que hemos intentado que no crean en ninguno de esos que viene a decir que son el Mesías, que es insustituible, que escucha la voz del pueblo, que va a conducirnos al paraíso? Como diría Buñuel, “Gracias a Dios, yo soy ateo”.

¿Será porque hacemos exámenes? Sí.  Lo confieso públicamente: yo he osado hacer exámenes.  Aunque sé que está tácitamente prohibido.  Mis alumnos se apresuran a decirlo: “Profe, yo tengo 4 años aquí y todavía no me han hecho un sólo examen”.  Ergo, los exámenes tienen que ser malos (un millón de moscas no puede estar equivocadas).  ¿Por qué lo hago, Dios mío, por qué? Está bien, confieso de nuevo: creo, fíjense ustedes, que existe algo así como el conocimiento mínimo, algo que todos deberíamos retener en nuestras memorias (imagínense ustedes, que violento, guardar datos en la memoria, como para acabar con toda una generación por cortocircuito cerebral) y usarlo para resolver un problema que se les propone.  Sadismo puro.  Yo, por ejemplo, quisiera que mis alumnos supieran que Platón escribió el Mito de la Caverna, y que en él trató de reflejar las raíces de la ignorancia y la injusticia de la especie humana.  Y quisiera que no lo confundieran con otro libro famosísimo: El Secreto.  Soy un torturador, un tirano, un fascista.  Lo sé.

¿O Será que nos dicen positivistas porque consideran que somos autoritarios? Yo, por ejemplo, me considero una autoridad en mi clase.  Para eso estudio muchísimo, investigo y preparo cada detalle.  Dejo, obligo y hago que mis estudiantes participen, creo en una “comunidad de investigación” como la de Freire, pero estoy preparado para intervenir en esa comunidad a cada rato, para direccionar, para aclarar, para complementar, porque se supone que soy el que más ha trabajado el tema, el que lo conoce mejor.  Es más: construyo esa comunidad con dudas, problemas, preguntas, cuestionamientos.  Soy verdaderamente tiránico en eso de que no se conformen, que no crean que resolvieron el asunto con un “bueno, yo opino que…”.  Les ordeno que argumenten, que sustenten.  Les pido que imaginen, que construyan, que creen conceptos para tratar de explicar los difíciles asuntos humanos.  Los mangoneo, los emplazo, los cuestiono.  Los conozco por su nombre y les pregunto directamente: ¿tú qué piensas?  Soy pues una mezcla de dictador, con torturador, con cobrador de impuestos.

¿Será porque creemos que todo es medible?  Yo por ejemplo creo que un buen profesor se mide.  Se mide por el número de clases que da.  Por el tiempo (en horas, minutos y segundos) que le dedica a sus alumnos (y no me vengan con esas pamplinas de “tiempo de calidad” con el que algunos disfrazan pocos minutos y muchas sonrisas y “miamores”).  Porque cumple con los objetivos de su programa, sin piratearlos, sin sustituirlos por un “taller”.  Un buen profesor se mide por su puntualidad, la cual a su vez depende de un número de minutos en los que empieza y termina su clase. 

Pero además creo que es importante planificar, organizarse, ordenar las cosas.  Me da un poco de pena decirlo, pero creo que deberíamos… ¡Ser eficientes! Cumplir plazos, diseñar estrategias y, perdonen la grosería: rendir cuentas.

Visto lo que acabo de sacarme del pecho, es posible que mis colegas tengan razón.  No es que TOOOOODOS los profesores de Componente Docente hagan o piensen como yo, pero basta una manzana podrida… 

En todo caso yo voy a ser de verdad positivista (el positivismo bobo del Comte que vino después de conocer a la boba de Clotilde) y voy a repetirme una y otra vez: todo va a salir bien, todos nos vamos a querer mucho, todo está ocurriendo de la mejor manera para la humanidad y para la educación, todo va a mejorar, todo depende de que yo sonría mucho, el futuro es brillante, vas a lograr todo lo que te propongas, no importa si no sabes nada: lo importante es que de verdad quieras lograrlo, todos tus sueños son posibles, el universo conspira para que logres tus propósitos cuando lo deseas muy fuerte, todos quieren lo mejor para la universidad, todos son buenos…

3 comentarios

O. -

Colegas:

Excelente exposición en defensa de nuestra identidad como docentes de CODO. Poco que agregar, sin embargo me atrevo a sumar los siguientes aspectos que cuestionan el señalamiento que nos hacen como si con eso nos quisieran execrar de la magna pedagogía ipmarista:


La etiqueta de positivista es vista hoy en día por nuestros colegas, como el pandemonium de la pedagogía. Muchos de ellos adornan sus discursos, investigaciones y planificaciones didácticas, con términos de boga como: aprendizaje significativo, constructivismo, interdisciplinariedad, transdisciplinariedad y complejidad, entre otros; pero en sus prácticas ostensivas (personales, didácticas y colectivas), demuestran un somero conocimiento cuando:
Confunden el papel de facilitador con el de facilista.
Propician estrategias de "copia y pega".
Obvian los procesos de alto nivel de abstracción (no me atrevo a decir que desconocen).
Evitan las tareas que signifiquen un reto personal tanto para sus estudiantes como para ellos mismos.
Confunden la "construcción de carteleras" con la construcción de saberes.

Período académico tras período, presentan las mismas planificaciones, contenidos y tipos de evaluaciones en la misma asignatura.
Se pelean por dictar siempre la misma asignatura.
En las reuniones académicas, gremiales o de celebración (ejemplo: fiesta Apropupel), comparten la mesa y/o espacios más próximos sólo con los colegas de su área, programa y/o Departamento (y dicen ser inter y transdisciplinarios)
Se refieren al constructivismo en forma "light", sin interpretar su verdadero significado, origen, variedades y auténticos representantes.

Y aunque estas ideas son sólo algunas de las que hace tiempo me vienen rondando como fantasmas y que esbozo de manera incipiente para compartirla con ustedes en el marco de este señalamiento, resultaría importante conocer el contexto y lo(s) o la(s) colegas que lo hicieron; no para caer en confrontaciones personales ni en chismes de pasillos, sino para saber cuál es su praxeología como docente.

Me imagino que quien lo dijo, debe ser modelo de la pedagogía transcompleja y que logró lo que Morín aún no ha concebido: el método didáctico del pensamiento complejo en el aula. Su discurso debe estar lleno de metáforas,
analogías, recursividad, propios del pensamiento sistémico. Y por supuesto, si ya dejó atrás el positivismo en su
práctica profesional y personal, ha de estar abierto al diálogo y al compartir de saberes.

Así que los "postivistas profesores de componente" esperamos sus aportes. Allí lo esperamos con la mente abierta
para crecer y aprender con él, ella o ellos. Pero eso sí, van a tener que demostrar desde el "lenguajear", como dice Maturana (1996) hasta en su praxeología, que han superado el positivismo.

W. -

Saludos Hakim. Pana mio, coño veo que te sentiste aludido por el comentario de los eximios del departamento de ciencias sociales. Pero déjame decirte que estoy contigo. Ciertamente eres positivista porque te vives preguntando por qué será que estos jodedores que aspiran a ser educadores no estudian una verga. Un hecho puramente positivo. Y, quizás también, porque andas preocupado por dejarles algo del conocimiento que ha acumulado la humanidad en más de 2500 años. Otro hecho positivo. Pero, más alla de toda la diatriba balurda que siempre ha rondado estas discusiones en la UPEL, los doctorísimos de sociales siempre, como buenos marxistas, andan acusando a los demás de positivistas cuando no comulgan con sus oraciones, sin detenerse a pensar, si es que algunas vez piensan, que Marx fue igual o más positivista que Comte.


Por lo menos el pana Augusto dijo claramente que sus ideas pretendían extender el éxito de las ciencias naturales al las ciencias sociales. Que se equivocó? es otra cosa, pero en su época fueron bien recibidas y celebradas, tanto que el barbudo de Trevis no tuvo objeción alguna, sólo que para él, el asunto central era lo político y no lo científico, como lo fue para Comte, aunque Marx señaló claramente que la ciencia, esa cosa de fortaleció Newton, tal cual, era la base de su teoría política del desarrollo social. Pero eso ya tu lo sabes.


Lo que creo que no sabes, es que los miembros de la corte seudo marxista, independientemente de cómo se autodenominen ahora (Bolivarianos, chavistas, psuvistas, etc.), se reúnen para masturbarse en colectivo (recuerda que el colectivo es primero) y no para debatir con nadie que les pueda decir que ni siquiera saben lo que Marx proponía.


No saben, por ejemplo, que Alain Badiu, estudioso de Marx, alumno de Althusser, se ha cansado de decir, desde los años ochenta, que el marxismo no existe por la sencilla razón de que no hay continuidad entre las tesis de Marx y las de aquellos de dicen haberlo seguido, incluyendo a Lenin. Y déjame decirte, que el loco de Badiu, tenía razón. Me puse a revisar los escritos del barbudo y los del pelón (me refiero a Lenin) y no hay realmente continuidad. Son dos cosas distintas. Sólo que Lenin permanentemente cita a Marx, pero lo que dice no tiene coherencia con lo que decía Carlitos.


En fin, creo que lo señalado por los ilustrados de sociales, herederos de la sabiduría del mundo, no deja de ser más de las consignas que necesitan para llegar al orgasmo colectivo, pero en el fondo, esconde la miseria de quienes se creen dueños de la historia, de esa historia que siempre han profesado los flojos que no son historiadores sino repetidores de cuentos, o, como dicen los literatos, cuenta cuentos, y que me perdonen los cuenta cuentos.


Para concluir, quiero repetirte algo que en otras ocasiones te he comentado: siempre fui un crítico del conductismo, siempre estuve en contra de los exámenes por no medir realmente nada, o, porque lo que medían era solo un estado temporal de la conciencia del estudiante y que eso poco aportaba a futuro. Bueno, déjame decirte que me estudié a Vigotsky y estructuré una propuesta de acción didáctica a partir del desarrollo de la zona próxima. Los resultados? Un desastre, quizás peor que si hubiera realizado exámenes escritos. Los aportes a futuro, a mi juicio, ninguno. Mi recompensa? Una arrechera semestre tras semestre, una peor que la otra. Grandes dificultades para explicarle a los estudiantes que no le echaron bolas, porque ellos consideraban que, según el paradigma del humanismo que profesan los profesores más avanzados como los eruditos de ciencias sociales, el simple hecho de entregar los productos a evaluar, era suficiente para aprobar, y con la máxima nota.


En todo caso, pana, creo que la única crítica que nos cabe, es no dar esta discusión en todos los escenarios que se presentan. Pero de que ser positivista sea malo, ya lo estoy dudando. Me formé bajo un régimen conductista-positivista y me siento más bien que el coño. Será que soy extraterrestre? No se. A lo mejor tu también. Fíjate si te salen unas antenitas cuando estás escribiendo.


Cuando tengamos chance de tomarnos unas cervezas, retomamos el tema. Chauuu positivista del carajo.

Efren -

Bueno hermano, como tú dirías... Habría que preguntarse sí realmente hubo una asamblea, en los términos comunicativos que el mismo lenguaje designa. También habría que preguntarse si los que dicen toma, consideran igual tomar chicha que limonada. Recuerda amigo, quizá esos eruditos que los acusan a ustedes de positivistas, piensen que un secuestro es una toma pacífica y que una toma es un secuestro pacífico con fondo de Vivaldi. Que no se te olvide que la revolución es bonita como mi llano, como dice la canción de Cristobal Jiménez... Yo he escuchado de los compatriotas oficialistas que fue una toma pacífica lo que acontenció en el rectorado, que se podía entrar y salir. Seguro que la mejor demostración para comprobar que se es positivista es acusando a los demás de su propia práctica. Sería interesante recoger materiales del acto pacifista de los positivos ocupacionistas que fueron a Caracas, a lo mejor lo candidateamos para el nobel de la paz...

Que Dios se apiade de Comte....


Saludos.


Efren, creo.