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ALTEREGUMANCIA

Estado-Educador

Estado-Educador  

No hay malas hierbas ni hombres malos: sólo hay malos cultivadores.
Víctor Hugo

El proyecto de todo gobierno, cuando asume un rol de Estado-Educador, es la obtención de un "hombre nuevo".  Para ello concibe una serie de valores que considera importantes, los jerarquiza,  para luego  intentar inculcarlos.  Y esto en todas las acepciones de inculcar: presionar una cosa contra otra, repetir millones de veces, comerle el coco a los demás con nuestras ideas ("infundir con ahínco" dice el diccionario) u obstinarse con la propia posición. 

El problema, a mi entender,  estriba en que la dirección que los valores toman es poco susceptible al adiestramiento condicionante.  La individualidad, las estructuras y el azar, como elementos opuestos al poder, hacen que los resultados de cualquier acción organizada contengan un componente importantísimo de incertidumbre con la que se debe contar.  No necesariamente por la importancia cuantificable que pueda tener, en función de votos o adhesiones de cualquier tipo, sino por su intensidad y su calidad "evolucionaria". 

Y cuando digo que se debe prever su aparición no lo hago en función de prevenirla, cuestionarla o suprimirla.  Esta previsión debe ir más bien en función de captar la idea del cambio que lleva implícita, y las formas de hacer de este parte importante de lo que una sociedad desea aprender de sí misma (es la garantía de  la Multiplicidad, que aunque más frágil siempre va indefectiblemente unida a lo Uno).

Un Estado-Educador no debe creer entonces que tiene el papel de crear ese "hombre nuevo", porque este siempre estará apareciendo.  Mejor sería que favorezca el que, desde sus instituciones, se genere la exploración y se produzcan las acciones necesarias para ayudarlo a integrarse a los usos de su entorno y a cambiar aquellos que, siéndole incompatibles, resulten prescindibles para sus pares.  Integrarse tendrá que ver con explicarle por qué para los que estaban antes de él ciertas cosas fueron importantes.  Prescindir tendrá que ver con asumir que siempre habrá lo insospechado, lo excepcional, lo raro, lo único.

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