Usted no es el héroe inmortal.

No es un gran problema que un presidente quiera salvar el mundo, acabar con el mal, atrapar a los malos, rescatar víctimas y hacer que reine la paz.
El problema es cuando quiere hacerlo solo.
Y sobre todo cuando lo que le quita el sueño es que su nombre se llene de gloria y su figura pase a la historia. Querer hacerse leyenda te deshumaniza.
En Venezuela pasa con mucha frecuencia. Casi todos sus presidentes se mueren de envidia con Bolívar, y tratan de ganarle en la competición histórica. Les pesa muchísimo ese referente, la figura simbólica del héroe nacional que quisieran poder eliminar, para después poder casarse con la Patria y hacerle muchos hijos-hermanos que se parezcan todos al Presidente.
Si usted quiere ser el próximo presidente de Venezuela trate de alejarse de esa actitud. Empiece por lo más fácil: elimine de su vocabulario electoral las palabras "gesta", "batalla", "gloria personal", "enemigo": recuerde que usted no es un héroe y la presidencia no es una guerra. Luego trate de superar su Edipo: deje de lado el uso de adjetivos posesivos subrayando la importancia de su ego; así como las referencias a la gente como si fueran de su propia familia: "mis hijos", "mi sangre", "la gran familia venezolana". Y por supuesto, deje de lado el nombre del Padre. Siéntase orgulloso de sus ancestros sin utilizarlos de muletilla. No chantajee a los demás con eso de que tenemos un antepasado común, que fue un héroe, y que usted piensa reencarnar.
Usted no va a estar en ese puesto para enfrentar dragones o molinos de viento. Usted está ahí para organizar. Para escoger un gran equipo y construir una unidad de propósitos. Para alcanzar resultados que son de todos y que son el resultado de un esfuerzo conjunto y concertado.
Un héroe trabaja sólo y es por eso que depende de facultades sobrenaturales para lograr sus objetivos. Pero usted, que quiere ser un gran presidente, no puede cometer el más grave de los errores: la soberbia. Creer que posee habilidades que lo colocan por encima de los demás mortales, y que por tanto no los necesita.
Por que ellos no comprenden lo que usted es capaz de hacer y no sabrán agradecer el inmenso sacrificio que hace por ellos.
El verdadero héroe es aquel que aglutina los dones y los deseos de una multitud, y sus proezas son tan sólo el resultado de una constelación de voluntades cotidianas.
0 comentarios