Nihil sum

Avalancha de olvido
que arrasa cobardemente
con lo más preciado
dejando agujeros, escombros
y un charco de agua viscosa
en el rostro de nuestros amores
en el reencuentro con las fiestas del pueblo
en los nombres que dábamos a las cosas.
Malignamente nos impone
con puntualidad compulsiva
los detalles que habíamos dejado atrás
los demonios que aprendimos a ignorar
las nimiedades hediondas y babosas
que acicateaban nuestra ansiedad
las debilidades y las cobardías
que ya nos habíamos perdonado.
Todo queda en nada
se repite lo igual
con lo extraño
todo vuelve
roto
y con llanto.
La tristeza agota las ganas
por insolvencia de las conexiones
y el mundo se nos funde
en sentidos sin sentido.
Nos adelgazamos de miedo
brutalmente solos
cuando ya no sabemos quién es quien
y rostros ajenos se enciman
para reprocharnos faltas y conspiraciones.
Se espesa la angustia
de estar siempre perdidos
por calles que son laberintos
en donde no nos busca nadie
y cada pequeña cosa
es materia sin luz ni gracia.
Y entonces el asco de no saber lo que vale
lo que importa, lo que define, lo que es
lo que mata, lo que muere
La terrible vida de un cuerpo con el alma vacía
cuyo único recuerdo es que alguna vez estuvo llena
(anemia de memorias
infarto personal
cáncer del espíritu
cauterio del prójimo
amputación del yo
lobotomía del apego)
sin los alegres delirios de la demencia
sin el canibalismo de la vaca loca
sin el pliegue del esquizofrénico
sin los enemigos del paranoico
sin el orgullo de los autistas
esta enfermedad es una putada
una tortura perversa
un castigo del yo
una burla mal orquestada
contra la gran promesa.
0 comentarios