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ALTEREGUMANCIA

La apuesta Radonski-Chavez

La apuesta Radonski-Chavez

Para este próximo 7 de octubre, día de las elecciones presidenciales en Venezuela, creo que puede resultar útil recordar la apuesta de Pascal.

Este filósofo, refiriéndose a la crucial decisión de si  uno debe creer o no creer en Dios, planteaba que lo mejor era pensar en una apuesta. 

Si apostamos por no creer y resulta que Dios existe perdemos la apuesta y nos espera una eternidad de condenación, por no haber tenido fe en él.

Si apostamos por creer y resulta que Dios no existe también perdemos la apuesta, pero como después de la muerte no habrá nada, o sólo habrá la Nada, no habrá ninguna consecuencia: no hay cielo, ni condenación. En este caso no importa que perdamos, porque el resultado no nos afecta.

Por lo tanto, creer en Dios es una apuesta menos riesgosa, porque en el peor de los casos, no hay castigo, ni se pierde nada

En el caso de la decisión por quién sería mejor gobernante,  Chávez o Capriles Radonski ocurre algo parecido.

Pensemos el caso del presidente saliente. Ya conocemos su forma de gobernar, por lo que votar por él es apostar a que va a mejorar lo que hasta ahora ha hecho.

Si apostamos por Chávez y perdemos, es decir, empeora su forma de gobernar, las consecuencias pueden ser irreversibles.

Mientras más tiempo se está en el poder mayor es la cantidad de mecanismos, sistemas y estrategias que te permiten sujetarte a él.  Tal como lo dijo Bolívar, el que gobierna se acostumbra a mandar y los gobernados se acostumbran a obedecer.   

Este (como cualquier otro) gobierno, intenta controlar las instituciones del Estado.  Para que se le haga más fácil cumplir con sus objetivos utiliza todos los medios posibles para tener la mayoría en la Asamblea Legislativa, donde se elaboran las leyes, en el Tribunal Supremo, donde se administra la Justicia, y en el Consejo Nacional Electoral, dónde se arbitran los cambios de gobierno.  Este (como cualquier otro) gobierno considera que su proyecto es el mejor, y debe garantizarse, de la manera que sea, que este proyecto predomine por el mayor tiempo posible.

Así, cada año que pasa disminuye la posibilidad de la alternabilidad de ideas, esfuerzos o equipos humanos, y por tanto se consolida una permanencia indefinida de Chávez y su partido en el poder.

Aunque empeore será cada vez más difícil buscar un cambio.

Además, ya pueden verse los signos de un agotamiento de su gestión.  Si bien en algunos aspectos el gobierno ha tenido grandes aciertos (las pensiones del seguro social, por ejemplo), en muchos otros hay severas deficiencias: inseguridad, vialidad, servicios públicos, sectarismo político, corrupción, sueldos, etc.  Las bondades se establecieron desde un principio y las deficiencias han sido progresivas y cada vez más marcadas. 

Pensar que va a mejorar es bastante arriesgado, y lo que hay que perder es muy importante.

Por otro lado, si apostamos por Radonski y perdemos, es decir, Radonski resulta ser un mal gobernante (lo mismo de siempre, el regreso de la cuarta república, etc.) el impacto para el país es mucho menor,  porque quedan todo el resto de las instituciones, mayoritariamente chavistas, para impedir que lleve el país a la perdición.

De ahí que la apuesta menos arriesgada sea la de probar con Capriles-Radonski.

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