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ALTEREGUMANCIA

El Argumento Asimétrico

El Argumento Asimétrico

Rousseau decía que estar en democracia implicaba aceptar que en algunos momentos las concepciones o ideas de un grupo iban a regir el destino de la nación, y que había que apoyarlas, sin que eso implicara que uno dejara de luchar por el que otras concepciones y otras ideas tuvieran su chance de ser aceptadas por la mayoría.

El problema es que hay algo sumamente difícil de digerir en esta alternancia democrática.  Muchas veces cuesta aceptar que el otro este escogiendo esas concepciones e ideas porque las ha reflexionado.  Nos parece que cuando escoge no lo hace en función del bien común, sino por razones más espurias.  Y con mucha frecuencia lo mismo sucede en ambos bandos en disputa.

Ambas partes pueden aducir que el otro es un ignorante, o que se deja manipular, o que cree en una opción seductora pero que en el fondo es maligna.

De ahí que es un diálogo con el espejo y no hay forma de avanzar. 

Los comeflor dicen que tendríamos que hablar de lo que tenemos en común: el país. En la práctica es inútil porque siguen siendo dos  visiones contrapuestas en el contenido, y que sólo coinciden en que cada una afirma que la suya es la correcta y la otra conduce al abismo y la destrucción.

Los más radicales dicen que la única solución es la violencia y el horror de la guerra.  Aniquilar al otro y sanseacabó, no más discusiones. 

Los más desesperados optan por irse, coger sus bártulos y buscar una sociedad menos enferma, donde la gente haya llegado por unas vías u otras a entenderse y a aceptarse.

El sueño sería encontrar una especie de clave oculta del conflicto: un argumento que no pueda ser devuelto automáticamente, en la típica respuesta, un poco infantil, "tú eres el que está equivocado,  el inmoral, el inmaduro".

Este planteamiento quitaría la piedra de tranca, y llevaría a todos los involucrados en la elección a darse cuenta de que la verdad, parte de ella, o algunas  verdades acerca de las posturas en juego podrían ser dilucidadas siguiendo ese argumento no-reversible, ese "argumento asimétrico".

En nuestro caso, por ejemplo, el progresivo deterioro del país no sirve de argumento asimétrico.  El gobierno culpa a la oposición de sabotaje, y la gente se lo cree (es tan fácil echarle la culpa a una conspiración invisible). O simplemente dice que el dinero se está utilizando para ayudar a los más desfavorecidos y no da para tapar los huecos y limpiar las calles.

Tampoco sirve plantear que el gobierno manipula a las masas (con dádivas o amenazas), porque desde la otra orilla nos gritan que  el capitalismo perverso seduce a las masas con sus falsos paraísos.

Si se afirma que el gobierno favorece lo irreflexivo, inmaduro, fanatizado y casi religioso en las decisiones políticas, los revolucionarios plantean que los medios de comunicación le han lavado el cerebro a las personas, o que las clases dominantes han destilado su veneno  en el alma de los desprotegidos.

No funciona como argumento señalar los abusos de poder por parte de los gobernantes, porque se nos contesta con acusaciones de abuso de poder por parte de la burguesía.

¿Cómo conseguir el argumento asimétrico? ¿Cómo dialogar con el otro para que escuche otras razones sin desecharlas mediante un simple rebote acusador? ¿Cómo crear ideas que desarmen las posturas enfrentadas, que despolaricen los análisis, que minimicen las diferencias y nos emplacen en un territorio donde podamos movernos sin mostrarnos los dientes?

Es posible que encontrar estos argumentos sea una labor de paciencia, de construcción progresiva, una cuestión de reflexión constante, de diálogo plural, de educación, de discusión pública, de activismo desinteresado, cosas para las que, desafortunadamente, muchas veces no tenemos tiempo, ni ganas, ni fuerzas, en esta forma que tenemos de relacionarnos desde la superficie y el apresuramiento.

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